miércoles, 16 de mayo de 2007

Explotadores sexuales no sienten que cometen un abuso

Según estudio de la OIT, los “clientes” de explotación sexual legitiman su accionar a través del pago. Investigación dice que no se trata de personas desviadas o perversas, sino de gente común y corriente.

Fuente Diario La Nación
La Nación

“¿Qué es lo que buscan? No sé po’, como tener algo en su poder, dominación. Como somos menores de edad, imagino que piensan ‘les voy a hacer algo’... como que nos van a tener ahí en su mano”. Esta es la respuesta que entrega un adolescente de 14 años en Plaza de Armas, uno de los cuatro lugares donde se escenificó el estudio La Demanda en Explotación Sexual Comercial de Adolescentes: El Caso de Chile, que da cuenta de las principales características de los explotadores sexuales, sus modos de operar y sus patrones sociales y culturales.
La investigación establece que la población de los explotadores es transversal: distintas edades, profesiones, niveles educativos y socioeconómicos. La única marcación es que la demanda es un fenómeno propiamente masculino. Pero pese a que no se puede establecer un perfil del explotador, sí hay una característica común. “En su discurso, el pago aparece como un referente de legitimación”, comenta Javier Quintanilla, sicólogo e investigador del estudio. “Es la inscripción social a través del poder económico actuado como poder sexual y como poder de un adulto sobre un adolescente. Esa triple configuración de poder es lo que se constituye como referente de deseo máximo. Y eso no los aleja de la sociedad, sino que los pone dentro de nuestros referentes actuales”.
En la lógica de los explotadores, la connotación de abuso está restringida sólo al no pago o al trato injusto. Es decir, no se sienten abusadores y consideran que pagando están, incluso, haciendo un bien e inscritos en la lógica legítima de la sociedad de mercado. En esa misma línea, el estudio no logra establecer que se trate de desviados sexuales o perversos, sino más bien de sujetos comunes y corrientes o con rasgos neuróticos “El término desviación hay que aplicarlo a la conducta, no a la estructuración síquica. Nos encontramos con sujetos que en el resto de los aspectos de su vida son personas comunes y corrientes: padres de familia, esposos, etc.”, dice Quintanilla. “Es una tranquilidad para todos decir que es un monstruo, pensar que son unos pocos y que lo monstruoso se puede reprimir fácilmente y no es así”, dice la socióloga Inés Reca. “Pero si ven las estadísticas de violación familiar y ven quién es el violador, van a ver qué es el que está al lado”.

Según estimaciones del SENAME, al menos 3.700 menores serían víctimas de estas prácticas. Esta información fue recopilada entre septiembre de 2005 y junio de 2006, en base a estudio de casos, que incluyo entrevistas a consumidores, niños y adolescentes en la Plaza de Armas de Santiago, Valparaíso y la comuna de El Bosque, tres de las zonas donde es más frecuente el comercio sexual infantil

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